jueves, 28 de marzo de 2013

Etapa 4: Castro Urdiales - Santander

Las previsiones climatológicas para hoy eran de lluvia todo el día, así que decidimos no madrugar demasiado... Pero de manera absolutamente inesperada, no nos ha llovido en todo el trayecto. Como mucho chispeaba un poco o había el famoso orballo, pero eso es todo.
Estamos muy sorprendidos porque en 4 días de aventura y siempre con más o menos previsión de lluvias, ni siquiera hemos tenido que sacar el chubasquero de las alforjas. Esta claro que aquí tiene que haber mediación divina que hace que las nubes se abran a nuestros pies como hizo con las aguas del Mar Rojo a los pies de Moisés jejeje.

Hoy arrancamos pasadas las 8:30 y a los pocos metros vimos a los Bicigrinos catalanes y gallego uniendo la cadena rota del gallego. Me da que estos van a sufrir bastante para llegar a Santiago.

Después vinieron, por fin, unas sendas y caminos muy bonitos, con la montaña a la izquierda cubierta de niebla y el mar a la derecha con una leve bruma. El silencio era total... Sólo roto de vez en cuando por el canto de algunos pájaros o por la propia bicicleta... Hasta el punto de ralentizar el paso para disfrutar del momento.
Disfrutando del paseo llegamos a Islares y a partir de ahí, carretera con bastante tráfico y un par de puertos pequeños para acabar llegando a Laredo, que nos sorprendió por lo grande que es y la enorme playa que tiene... Íbamos pedaleando y parecía no llegar nunca el final... Pero llego jejee y ahí, hemos de reconocer que tuvimos bastante fortuna.
Como ya comente en los preparativos del camino, decidimos no leer nada acerca del camino para añadir un plus de aventura y descubrir in situ los parajes por los que nos lleva el camino. Pues bien, llegados al final de la playa de Laredo, para llegar a Santoña hay un barco que afortunadamente estaba operativo a diario desde la semana pasada... Se trata de un trayecto de unos 5 min frente a unos 15 o 20km de recorrido alternativo.
Además, no hay muelle de atraque, así que nos fiamos de unas roderas de bicicleta. Por ultimo, comentar que el horario entre semana es de 9:30 a 14:00 y el fin de semana hasta las 19:00.
Nada más pisar Santoña pensé... No podemos pasar por aquí sin tomar un bocata de anchoas... Y justo paro para comentarlo con santos cuando pasábamos por una tienda de fabricación propia de conservas... Y además tenían pan... Pero no tenían cuchillo, con lo que improvisamos con un sacacorchos para hacernos unos espectaculares bocadillos de anchoas de Santoña comidos en Santoña!!!
A partir de ahí, pistas y carriles llanos y muy rápidos nos dejaron a las 13:30 en Güemes, en la cabaña del abuelo Peuto, un impresionante albergue que acoge al peregrino con la naturalidad que acoge la familia.
Hoy tenían comida familiar, para un total de unas 15 personas y varios niños, y de repente somos dos más que nos sentamos a la mesa y participamos de la conversación y comida como si comiéramos allí todos los días. El menú sin duda sorprendente: como la familia venía de Cataluña, prepararon uns calçots que estaban de lujo, sopa de pasta, churrasco, patatas asadas y Macedonia de frutas con nata... Café, te y chupitos... Todo esto a cambio de la voluntad!
El nombre del albergue viene del abuelo de Ernesto, un cura que ha viajado por todo el mundo y que habla con la pausa y cadencia de las personas cultas que sientan cátedra.
Tras la comida, Vicente, un argentino que colabora con Ernesto en varias ONG, nos enseño el pequeño 'imperio' montado gracias al voluntariado y al servido del peregrino o grupos de actividades especiales, la capilla "aconfesoonal" con escelentes murales y el despacho con más de 100.000 (si, no me he pasado con los ceros, son más de cien mil) diapositivas de sus viajes por todo el mundo en un Land Rober de 1971 que todavía funciona aunque estaba sin batería.
Con toda la pormenorizada explicación de Vicente nos dieron las 5 de la tarde y debíamos partir hacia Santander ya que la lluvia seguía si aparecer, aunque nos hubiéramos quedado de buena gana allí a dormir o incluso una semana entera...
De nuevo un rápido paseo hasta Somo, nos dejo en el segundo embarque del día para llegar a Santander donde llovía ligeramente, pero como el albergue esta al lado del puerto, ni siquiera usamos los chubasqueros.

Una vez alojados y duchados nos fuimos a dar un paseo, visitar la catedral, tomar unos pinchos y cenar en el restaurante que esta 20m más abajo del albergue donde nos trataron a las mil maravillas.

La etapa de mañana es suave en cuanto a orografía y parece ser que sin riesgo de lluvia, así que, aunque nuestra meta prevista es San Vicente de la Barquera, intentaremos avanzar lo máximo posible.

Hay personas y lugares especiales que cuando estas en su entorno, no sabes explicar por que, pero su fuerza y personalidad lo invade todo. Esa sensación tuve hoy al conocer a Ernesto... Sensación confirmada después al conocer algunos detalles de su historia y al escucharle decir que para que un grupo funcione, se necesitan 2 cosas por igual: unión y organización. Si falla una de las dos el grupo no funciona!
No puedo estar más de acuerdo!!

Ultreia et Suseia











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